Entrada nº 17: El viejo desequilibrio

"Una mirada al espejo, y sigues patinando.
Ésa es la auténtica frialdad."

-¿En qué piensas?
-No pienso. Siento.
-¿Con la cabeza?
-Sí.
-Sólo es una simulación. El mundo que te rodea no siente. El que tú lo hagas no cambia nada.
-Lo sé, pero es hermoso.
-¿Lo que sientes?
-No; sentir en sí es hermoso.
-Esa música te hará llorar
-Tambíén es hermosa
-¿A dónde te lleva todo esto? Nada de lo que seas en potencia te es útil. Reacciona.
-No puedes pedirme que me desprenda de esto.
-Lo hago. Sólo es una debilidad más. La poesía...qué invento tan absurdo. Poner sentimientos a los enigmas y encrucijadas humanos. Estúpido.
-¿Qué propones?¿Frialdad?¿Responder a los estímulos con el mismo dinamismo de una piedra?¿Ignorarlos?
-No. Las piedras son seres inertes. Una piedra no posee identidad ontológica hasta que se la das. Tú eres independiente. Tú eres, y no necesitas a nadie para ello. Sencillamente digo que es absurdo y peligroso el anclarse a un entorno muerto que es sólo el espejo de la creación humana; estúpido, el depender de nuestas reacciones primarias automáticas y no de nuestra libertad de acción. Nadie controla sus emociones, y todos se sienten vivos al experimentarlas. Pero la vida es vacío, es silencio, es ausencia. ¿Qué ocurre cuando no sentimos?
-Dímelo tú
-Ay, amigo