Entrada nº 42: Pausa rápida y sigo

Solicitud de autopermiso para violar el cierre por exámenes y escribir.
Concedido. Dispone de 7 minutos.

Me echo mucho de menos. Echo de menos las despreocupaciones, los ratos de juego, la ciudad, la familia, los recuerdos, la ausencia de responsabilidades, los enlaces a anécdotas y sensaciones que como meadas de perro hay marcados en cada rincón, la simple rutina a ese sencillo nivel.
A veces me pregunto qué diferencia hay entre soñar haber vivido algo y recordar haber vivido. "Que una de las dos cosas te la inventas" ¿Y si eres muy bueno inventado? ¿Y si puedes crear historias tan verosímiles que comiencen incluso a hacerte dudar, disfrazándose de crónica real? ¿Qué pasa si ese hábito se traslada al análisis del presente, y te logra hacer vivir desde la distancia conflictos que no te gusten? "Esto no debería estar pasando. Es una gilipollez/putada/surrealidad".
Pasan las horas. El recuerdo se confunde en tu cabeza. Tribunal de autobiografía: "¿Entonces, ocurrió o no?" ¿Es hora de ir al psicólogo? (Recuerdos de sucesos nunca acontecidos ¿Fantasías? No. Pasados alternativos)
Y por otro lado sueño con ser un valiente despreocupado invulnerable. Estoy atado por cada muñeca a una cuerda de la que tiran hacia sí dos alter egos. Elegir extremo. Aceptar ser desmembrado. Matarlos a ambos en una síntesis que limará sus diferencias a lo "aquí no ha pasado nada". Esconderme debajo del montón de abrigos, confiando en que de una forma u otra todo se solucione por sí solo. Alucinaciones. Azulinaciones. Pensamiento absurdo, recurrente y estimulante, te has colado en un intento de reflexión seria.

...Pasan las horas. El recuerdo se confunde en tu cabeza.

(Porque sabemos que con la ficción podemos resucitar a muertos que nunca estuvieron vivos)