Entrada nº119: Alea jacta est
Sí sí sí, es lo que siempre pasa. Se piensa: "nooo, este tipo de cosas siempre les pasa a los demás. En la tele. A conocidos de conocidos. Como mucho a conocidos".
Y mientras esperas el desenlace y te repites "no es posible" aceptas que quizá nadie es intocable. Asumes que esa estúpida última e intrascendente cosa que le dijiste puede que sea la última. El leeento avance del tiempo usurpa tus últimos residuos de esperanza. Al final sólo queda un revólver con todas las balas y tu fe ciega en que todavía, todavía puedes ganar a la ruleta rusa contra todo pronóstico. Mierda, no puede ser de otra manera. ....
Malsano efecto secundario de estar en tu sano juicio: rendirse a lo evidente.
La realidad venció a tu simulacro y te abres por fin a la miseria del mundo. Glorioso.
Evolucionas. Ahora eres un "experto en posibles". Miras 4 veces antes de cruzar la calle. Estás siempre alerta en sitios públicos. No te fías de las intenciones de los extraños. Desconfías de todo. Tienes en cuenta la peor situación imaginable siempre que no localizas a alguien importante. Consideras siempre los peores finales posibles para todo lo que emprendes. Vives mecido en una eterna noche de sospecha por miedos infundados.. legitimados por el hecho, que conoces de sobra, de que no se puede dar nada por "no-posible". Si ya ha pasado una vez...
Y encima te llaman paranoico. Probablemente lo sea.
Pero mejor no hablemos de probabilidades.
Etiquetas: Reflexiones, Textos cifrados, Vivencias