##################### #########################################

Hoy es martes, diciembre 02, 2008 todavía

Entrada nº 125: Declaración de intenciones

Análisis pedantes y estériles. Adornados con tecnicismos y grandes palabras, tras las que sin acción no hay nada. No hay acción tras ellas.
Encendidas improvisaciones pasionales con la mera aliteración como guía que no llevan a ningún sitio. Quizás al silencio.
Minimalismo, más vago que intencionado. Más que vago, fácil. Sentado ante el teclado, a la espera de que ese apuntador que nació encadenado a mi cerebro me susurre la frase ingeniosa o la idea original de turno.
Hoy toca el prisma pasota-pesimista. Escepticismo, oficialmente. En serio, siempre que me preguntan por un libro que me haya marcado, o que sea bueno, o que qué sé yo, nunca, nunca pienso en él. Pero cada vez que escribo aquí para, no ordenar, sino dar rienda suelta a mis pensamientos, como el que suelta a unas ovejas en un prado un rato para ver como saltan, y corren, y pastan y bee-an y corren... cada vez que lo hago, no puedo evitar pensar en una de las reflexiones más cojonudas que se han hecho nunca sobre el ser humano. No sé si fue el primero en hacerlo ni me importa. El extranjero - Albert Camus.
Por otra parte, y sin venir al caso, noto que esta vez escribo con una impregnación Palahniukana en mi estilo insultante. Me acabo de terminar un libro suyo, el de Asfixia. Es así, no puedo evitar absorver temporalmente el estilo o manías de cuanto me rodea. Soy como un puto mimo autómata. Está claro que no nací para ser liebre. Pero rodéame de buenas influencias y de productivas motivaciones. Dejo esta entrada porque el nivel de divagación roza el límite, y realmente me la suda todo esto. Todo vuelve a Camus
sin formato, sin justificación. porque soy así de wai

Etiquetas:

Aquí antes iba un contador. Hasta que un día le dio por hacer saltar ventanas de publicidad. Aquí ahora no va un contador